Carta abierta por el Día Internacional de la Mujer – Partners West Africa Nigeria
CARTA ABIERTA POR EL #DIAINTERNACIONALDELAMUJER
Redactada por nuestra colega Tolu Ojeshina, Program Manager en el centro de Partners West Africa – Nigeria.
Me ha costado definir qué escribir sobre el día Internacional de la Mujer. No por falta de temas o de contenido, sino más que nada por la disponibilidad de tantos – tantos ángulos desde los cuales abordarlo, tantas historias que contar, y tantas formas de contarlas.
Estoy hablando sobre las mujeres que han sobrepasado y excedido todas las expectativas y barreras, y comprobado una y otra vez que las mujeres no somos un sexo debil, o es que estoy hablando de las que todavía luchan por alcanzar esta realización?
Escribo sobre las luchas que las mujeres encaramos cada día, en el trabajo, en las escuelas, en varios espacios sociales. Debo hablar sobre los “pequeños” sesgos de género que predominan en nuestro día a día pero pasan desapercibidos, o de las evidentes disparidades de género en las instituciones de Nigeria?
Debo focalizarme en los hombres, los pocos que están en el lado correcto acompañando, y luchando lado a lado junto a las mujeres para desafiar los estereotipos y prejuicios de género, o de los que no pueden adentrarse en una sociedad en la cual las mujeres son tratadas justamente y no como seres humanos de segunda clase, o en el tercer grupo (el cual considero el peor de todos), aquellos quienes apoyan y patrocinan a la igualdad de género siempre y cuando los haga sentir confortables?
Como mencioné, hay tantos ángulos desde los cuales abordar esto, y seguiré fomentando conversar sobre la mayoría de ellos. Pero hoy quiero focalizarme en lo que considero lo más importante, hoy quiero focalizarme en nosotras;
Mujeres…
Mujeres jóvenes…
Mujeres jóvenes creciendo en Nigeria.
Antes que nada, quiero felicitarnos, por estar viviendo, sobreviviendo, e incluso algunas, prosperando, en esta sociedad, en este lugar en el cual se dan por sentado suposiciones sobre nuestras habilidades, capacidades y aspiraciones, simplemente por nuestro género. Esto puede ser a veces como nadar contra una fuerte e incesante corriente, pero aún estamos nadando y por eso me siento orgullosa.
Reconozco que algunas de nosotras hemos sido más afortunadas y privilegiadas que otras. Cuando me refiero a privilegios no me refiero a status económico, me refiero a los trasfondos – las culturas y prácticas en las cuales hemos sido criadas. Me siento bendecida de haber sido criada por padres que nunca me impusieron limitaciones por causa de mi género, nunca sentí que hubiera algo de lo que yo no pudiera ser capaz por el hecho de ser mujer.
Hay mujeres jóvenes que han sido menos afortunadas, criadas en hogares en los cuales cada meta es un paso hacia “la casa de tu marido”; mujeres a las cuales no se les brinda la oportunidad de alcanzar nada por su cuenta. Hay niñas que no reciben educación, y son sometidas a diversos abusos emocionales, físicos y psicológicos, por el hecho de ser vistas como ciudadanas dispensables o de segunda clase. Hay mujeres a las cuales se las ha condicionado tanto a ser subordinadas que la simple idea de ejercer algún tipo de poder les es un concepto totalmente extraño.
Dentro de estas mujeres, algunas reconocen que hay un problema pero han aceptado el status quo, algunas de ellas se encuentran totalmente desamparadas, algunas están intentando salir, y hay otras que apoyan estas ideas dañinas.
Yo era una de las mujeres que reconocía el problema pero sentía que no había mucho que hacer al respecto. ¿Como podía yo, una persona, terminar con la violencia contra las mujeres? ¿En qué podía contribuir? Estoy gradualmente recibiendo respuestas a estas preguntas, pero también me he dado cuenta de que cada una de nosotras puede contribuir de la forma más básica, alzando nuestra voz! Ya no hay espacio para la indignación silenciosa.
Para cada joven mujer que ha tomado una postura, por más pequeña que sea, o que se ha manifestado en contra de las injusticias que reciben las mujeres, ustedes están encarando una buena lucha y Dios la recompensará.
Para las mujeres que están intentando romper las barreras que la sociedad les ha impuesto, las veo. Tomen la fuerza e inspiración de quienes estuvieron en esa situación antes que ustedes.
Para quienes están luchando por “desaprender” las cosas que les han sido erróneamente enseñadas, las felicito.
Para las mujeres que constantemente menosprecian a otras mujeres y alimentan la mentira de que “las mujeres no se gustan entre ellas”, las veo también.
Para las jóvenes mujeres que se sienten desamparadas e indefensas, las veo. Por favor sepan que no están solas. Hay muchas abogando sus causas y luchando por ustedes.
A las mujeres que me rodean, mi madre, mis hermanas, mis colegas. Estoy eternamente agradecidas a Dios por ustedes. Ustedes me han convertido en la mujer que soy, y en la cual me estoy convirtiendo.
Es nuestra responsabilidad hablar por cada una de nosotras, celebrar nuestros logros sin importar cuán pequeños puedan parecer. El efecto es mucho mayor de lo que imaginan, y afecta a todas las generaciones que vendrán.
Para mi, cada día es un día para honrarnos, pero hoy dedico esta oración especial para ustedes.
Con todo mi amor,
Tolu.
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